La película Justin Bieber: Nunca digas nunca es un vistazo a la meteórica carrera del chico que, de cantar en las calles de su natal Statford, Ontario en Canadá se convirtió en una sensación en Youtube y ahora es una rutilante estrella de la música que vende millones de discos, agota conciertos y, por encima de todo, sigue siendo un buen amigo, buen hijo y excelente nieto.
“Quería que la gente conociera mi propia versión de mi vida y de mi carrera y, lo más importante, quería ser yo mismo quien contara mi historia”, reveló Justin en la premiere de “Nunca digas nunca” en Los Ángeles a principios de año.
El título del filme refiere a los esfuerzos del artista y de su equipo por convertirlo en una estrella a pesar de las negativas de los primeros tiempos.
Es decir, ni él ni nadie se rindió a pesar de los portazos en la nariz.
“Me gustaría decirle al mundo que nunca hay que rendirse y siempre hay que luchar por los sueños. De no haber sido por mi madre y por el equipo jamás habría hecho nada… creo que todavía estaría cantando en la calle en Stratford”, dice Justin.
En el documental aparecen, además de su representante Scooter Braun y su madre Pattie Malette, el cantante Usher quien fue una pieza importante para que Justin consiguiera grabar su primer album.
También tienen participaciones especiales Miley Cyrus, Boyz II Men y Jaden Smith con quien grabó el tema “Never say never” que aparece, además en la nueva version de “Karate Kid”.
La mayor parte de las grabaciones se realizaron durante la gira My World, de 2010 y los días previos al show de Justin en el Madison Square Garden, de Nueva York, el lugar en el que todos los artistas consagrados sueñan con pisar alguna vez en su vida.
El director Jon M. Chu mezcló escenas de la vida artistica del jovencito con momentos nunca antes vistos por sus admiradoras, como cuando juega basquetbol con sus amigos, o como cuando simplemente está enfermo de la garganta y tiene que someterse a análisis de las cuerdas vocales.
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